[Cuba-EUA] Durmiendo con su enemigo

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Un clérigo y escritor francés, Jacques Benigne Bossuet dijo hace bastante tiempo: “La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir”. Y otro pensador y político español, Antonio Cánovas del Castillo: “La política es el arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible” (1)

¡Menudas verdades!

Está claro que ni la acción de Obama ni la de Raúl Castro el pasado 17 de diciembre obedecen a puro altruismo. ¿Cuáles motivaciones se vienen perfilando cada día más claramente detrás de este aparente acto de descongelamiento de relaciones diplomáticas tras 55 años de Guerra Fría?

Los motivos de Obama

El nuevo escenario de las relaciones de E.U.A. con Cuba es el proceso de transición al capitalismo que -bajo el nombre de “actualización del modelo económico cubano”- realiza el propio gobierno de los Castro, aun sin la presencia directa de los E.U.A. Este proceso surge de un desesperado intento de sobrevivencia en un mundo bastante diferente al que vio nacer la “Revolución” a mediados del siglo XX, y es una muestra de que su proyecto ortodoxo de socialismo tropical es hoy, incluso para ellos, un fracaso.

En esta nueva situación Obama necesita apresurarse por posicionar simbólicamente a su país como agente activo e incidente a las puertas del cambio histórico irreversible que vive Cuba; algo que –dicho sea de paso y salvando las diferencias situacionales y epocales- no es una actitud nueva en la política de los Estados Unidos hacia la Isla. A fines del siglo XIX, justo en la recta final de la larga guerra entre Cuba y España, los norteamericanos intervinieron con gran entusiasmo en los asuntos de Cuba en un momento en que, a su llegada, ya era irreversible el paso de colonia española a república independiente. Entonces como ahora, el factor ‘desgaste’ de las partes implicadas en los conflictos internos de la Isla, jugó un papel fundamental en el rol estadounidense. Allí también, el desenlace de los acontecimientos se veía dibujado en el horizonte, al momento de intervenir los E.U.A.; y fue sólo el cansancio de las fuerzas en conflicto la que atrajo la presencia de un catalizador. Los E.U.A. mediaron en el conflicto hispano-cubano como hoy pretenden hacerlo en el pulso acaso quizás menos resuelto entre el gobierno y la sociedad civil cubanos. Pero esa guerra, a la larga o a la corta, ya estaba –como ésta- “ganada”.

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La acción de Obama  parece dirigida también al doble objetivo de, por una parte, cumplir su promesa a los votantes de revisar la política con Cuba -la cual históricamente no dio resultados en la eliminación del castrismo-, y, por otro lado, como ha dicho el periodista Michel Cowley, “dar forma a un legado de política exterior que mayormente se ha definido por las crisis alrededor del mundo” (2).

Otro elemento bastante importante parece ser la necesidad de impulsar oportunidades para la inversión norteamericana en Cuba frente a los competidores internacionales (Brasil, Canadá, Venezuela, Rusia, etc.), que ya se están repartiendo el “pastel” que ofrece el gobierno de La Habana. Más de cincuenta años de política hostil ha estado impidiendo hasta ahora a las empresas estadounidenses participar del evento. La nueva posición norteamircana en relación con Cuba les daría una perspectiva más activa y cercana a las características de un sistema bastante quebrantado, que da muestras de voluntad de diálogo hacia el Gigante del Norte, mientras intenta moverse hacia adelante a pasitos de ciego.

También está el intento de empoderamiento de la sociedad civil cubana por la vía de proveerla de recursos que la fortalezcan material, política e ideológicamente. En este sentido, se ha de destacar el papel que jugaría una eventual mejora del acceso de los cubanos a Internet y a las comunicaciones con el mundo y con E.U.A. En el apoyo a la oposición política al gobierno, parece decir Obama entre líneas: “Por qué entrar por la puerta trasera, si podemos entrar por la puerta principal, ahora que se están creando las condiciones”. Resulta pasmoso lo claro que es su discurso en este punto: “plantearemos esas diferencias de manera directa, como lo continuaremos haciendo con los asuntos relacionados con la democracia y los derechos humanos en Cuba. Pero yo creo que podemos hacer más para apoyar al pueblo de Cuba y promover nuestros valores mediante la participación”. (3)

Los motivos de Castro

Por su parte, el gobierno cubano se encuentra en un momento de reformas económicas con el que intenta resolver su crisis crónica de credibilidad tanto hacia lo interno del país como hacia la arena internacional.

Desde hace décadas la sociedad cubana muestra un profundo escepticismo -y hoy puede decirse incluso resentimiento- hacia las iniciativas de un gobierno que, autoproclamándose “socialista”, no puede solucionar el grave deterioro de la calidad de vida de los ciudadanos sin recurrir a reformas que impulsan la privatización de la propiedad, el aumento de la pobreza y las desigualdades. Frente a esta hipocresía , se ha recrudecido en la Isla una política de control social que recuerda las prácticas soviéticas de corte estalinista y el voluntarismo político latinoamericano tradicional; pero también se ha desarrollado una sociedad civil cada día más vigorosa en sus pensamientos, expresiones y acciones.

El escepticismo plagó también el escenario internacional haciendo que la inversión extranjera en Cuba haya topado en las últimas décadas con el descontento de empresarios y trabajadores por la mediación demagógica del Estado que, so pretexto de velar por la igualdad social general, limitó legalmente las acciones empresariales extranjeras y los salarios del sector obrero cubano que laboraba con ellas. El resultado: burocratismo, improductividad, corrupción y … pérdidas. Todo ello en el contexto del bloqueo norteamericano y la crisis económica mundial. Así pues, la inversión extranjera casi literalmente huyó de Cuba. Hoy al gobierno le interesa el diálogo con E.U.A., entre otras cosas, porque la inversión foránea en un país notablemente empobrecido tendría que ser cuantitativa y cualitativamente superior a la actual para conseguir los objetivos de crecimiento en un momento en que Venezuela y Rusia, como aliados estratégicos de Cuba, se repliegan por los conflictos en que están envueltos precisamente con el bloque de los E.U.A. y sus aliados. El ritmo de las reformas debe superar el del agotamiento social antes que el delicado equilibrio interno del país se rompa. Y, en ese sentido, el papel de catalizador que podrían jugar los E.U.A parece ser polémicamente conveniente.

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¿Y por qué digo polémicamente? Porque mientras que el discurso de Obama expresa un río de sugerencias debajo de una estrategia más o menos elaborada sobre el tema, el discurso casi simultáneo de Raúl Castro resulta sorprendentemente escueto –para no decir oscuro- y lleno de generalidades, reticencias y hasta alguna que otra incongruencia (¿Acaso era improvisado?): “un diálogo respetuoso (…) para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo”; “discutir y resolver las diferencias mediante negociaciones, sin renunciar a uno solo de nuestros principios”; “al reconocer que tenemos profundas diferencias, (…) reafirmo nuestra voluntad de dialogar sobre todos esos temas”; “Exhorto al Gobierno de los Estados Unidos a remover los obstáculos que impiden o restringen los vínculos entre nuestros pueblos, las familias y los ciudadanos de ambos países, en particular los relativos a los viajes, el correo postal directo y las telecomunicaciones” [¿Esto no es precisamente lo que estaba anunciando Obama que iba a hacer en ese mismo momento?]. [Los subrayados son míos]

Aquí lo más notable, según creo, es el azoramiento y el estupor (un buen cubano diría: “Ni ellos mismos se lo creen”). Si después de leer el discurso de Castro, alguien puede hacerse una idea sobre lo que concretamente el gobierno cubano piensa hacer con el vendaval de cambios que parece venírsele encima, por favor, que me lo diga. Yo tengo solo una inteligencia (y no un servicio completo como el que tiene el Presidente de los E.U.A.), pero de aquí me queda clara una cosa: Raúl Castro no sabe qué hacer. Y eso lo sé yo y creo que lo sabe –mejor que yo- Obama.

Los retos

De momento, cada uno en su redil deben lidiar en lo inmediato con varias fieras desatadas por la fuerza del “acercamiento”. Obama por hacer avanzar las negociaciones en medio de la división sobre el tema dentro de la cúpula de poder estadounidense, y en medio también de la resistencia del gobierno cubano a ceder en según qué asuntos caros a la agenda trazada en su discurso del 17 –como, por ejemplo, el de la promoción de los derechos humanos.

Raúl Castro, por su lado, debe lidiar con las voces de la ninguneada sociedad civil, que ahora tiene expectativas de cambio reforzadas y, por primera vez, posibilidades de empoderamiento efectivo. También, se las tiene que ver con los miedos al enemigo histórico –más cerca que nunca en 56 años. Y, por supuesto, con el malestar de la propia improvisación durante este proceso.

Referencias:

1- Sobre las frases célebres sobre la política, ver: http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=109  ;  http://www.proverbia.net/citastema.asp?tematica=58&page=15

2- Sobre el artículo de Michael Cowley, ver: http://cafefuerte.com/cuba/20409-tenemos-que-hablar-de-como-obama-y-raul-castro-terminaron-reuniendose/

3- Sobre el discurso de Barack Obama, ver: http://www.elmundo.es/internacional/2014/12/17/5491cec9e2704e6a078b4572.html

4- Sobre el discurso de Raúl Castro, ver: http://cnnespanol.cnn.com/2014/12/17/texto-completo-del-discurso-de-raul-castro-sobre-el-acercamiento-con-estados-unidos/

[Cuba-EUA] Crónica de una muerte anunciada

Desde el día 17 de diciembre de 2014 me he dedicado a seguirle la pista a la evolución de unos sucesos en que la conjunción de diferentes actores y acciones acabarán –según estoy convencido- en la final anulación del proyecto político del gobierno instaurado en Cuba en enero de 1959, y al que mal y pronto se le llama actualmente como “Revolución”. El punto de giro para comenzar esta crónica es el paso inicial que ha dado en el día de ayer el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, para levantar el bloqueo a Cuba. A pesar de que no es suficiente en sí mismo, se precipita así el final de una época crucial en la Historia de Cuba, final que ahora sí todos sabemos está por llegar sin saber exactamente cuándo y dónde, pero sí cómo (ocurrirá una transición) y quiénes lo sufrirán (sufrirá «Liborio» como siempre, es decir, el pueblo de Cuba).

17-18 de diciembre de 2014

Vivo en España y como todos los cubanos que ya lo sabemos estoy azorado por la noticia de que Obama “moderará” el bloqueo a Cuba. Hoy es 17 de diciembre, el día del cumpleaños del papa Francisco -mediador en este acuerdo- y también el día de la adoración en Cuba del tan popular y benévolo San Lázaro al cual los ruegos de mejora para los pobres y enfermos de Cuba parecen haber llegado bastante rápido esta vez. Antes de que se pusiera el sol de hoy, ya el presidente norteamericano decía en un discurso histórico: “Hoy vamos a renovar nuestro liderazgo en el continente americano. Vamos a levar las anclas del pasado porque es necesario alcanzar un futuro mejor: para nuestros intereses nacionales, para las personas que viven en Estados Unidos y para el pueblo cubano». Obama acababa de presidir un acto de intercambio humanitario de presos políticos entre Cuba y E.U.A.

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La frase anterior es tan altisonante como lo son la fecha -no ingenuamente escogida para pronunciarla- y la tan angustiosamente alargada liberación de los agentes de inteligencia que han servido de “figurines” a este evento. Al fin y al cabo, no es el gesto de liberación de prisioneros la causa para el descongelamiento de las relaciones entre ambos países, sino tan sólo una de las consecuencias de un cambio de perspectiva sobre “el problema de Cuba” por los Estado Unidos- aunque aquí quizás cabría decir por la Administración Obama.

Me enteré de esto vía whatsapp mediante un amigo valenciano en Berlín que me dijo: “El bloqueig ha acabat. Ho acabe de llegir. … Cuba oberta”. Teléfono en una mano y un helado de pistacho –ya inolvidable- en la otra, me quedé de piedra. Primero vino la incredulidad, después la alegría y finalmente la sospecha. Me hubiera gustado estar en Cuba para verle la cara a mi madre, que en los años 90’, a falta de jabón, lavaba mi ropa con una pasta casera de agave (en Cuba, “henequén”) que hacía que la camisa de la escuela me picara como el diablo cuando sudaba en las clases. A mis compañeros de Escuela Secundaria –dondequiera que ahora estén en este mundo o en el otro-, con quienes raspaba hasta el cansancio las tapas de las latas de refresco vacías para hacer búcaros y vasos caseros, no por ecologismo sino por pura necesidad. A mi amigo Saúl, a quien no hace mucho un grupo de “revolucionarios” le golpearon en un parque de La Habana porque hablaba como un “agente” norteamericano cuando decía que el pueblo tenía derecho a protestar por las injusticias del gobierno, así como él lo estaba haciendo.
Me hubiera gustado estar en Cuba para verle la cara a cada uno de ellos, pero también a cada uno de los que estamos del lado de acá, cada día con el corazón en vilo por Cuba, por su añoranza y por su suerte.

El bloqueo norteamericano a Cuba es sólo un hilo importante de la tupida red de causas de la miseria del pueblo cubano, pero ni por asomo, el único. Por tanto, acabándose él, no acabará aquella. No obstante, el bloqueo es desangrante porque consiste en un paquete de medidas restrictivas por parte del gobierno estadounidense para las importaciones y exportaciones hacia y desde Cuba, no sólo entre empresas de ambos países sino también entre Cuba y empresas de terceros países controladas por los E.U.A. La piedra inicial del embargo la puso el presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower en 1960 (sólo un año después de la toma del poder por Fidel Castro), a raíz de la nacionalización de empresas estadounidenses radicadas en Cuba. Con la declaración del carácter socialista del gobierno isleño en 1961, en pleno apogeo de la Guerra Fría, y a sólo 90 millas de los E.U.A, las tensiones entre los dos países aumentaron al punto de llevar al mundo al borde de una guerra nuclear, por la instalación de misiles nucleares soviéticos en Cuba en 1962. Más adelante, el diferendo se agudizó por el apoyo cubano a diferentes guerrillas internacionales cuyos métodos de lucha tocaban el terrorismo (FARC y ETA, por ejemplo). Sucesivas historias de espionaje, sabotaje, agresiones y presiones (relacionadas con el tema de la emigración cubana, por ejemplo) alimentaron desde ambas partes el rencor mutuo y, por tanto, llevaron al recrudecimiento del bloqueo bajo la ley Helms-Burton en 1996, así como mediante diversas ordenanzas en los mandatos de Clinton y Bush padre e hijo.

El paquete de medidas de Obama incluye el restablecimiento de las relaciones diplomáticas (una embajada norteamericana en Cuba), económicas (en algunos sectores claves como el financiero, la construcción, el sector agrícola y los servicios privados nacientes), sociales y culturales (mayor intercambio de personas e instituciones) y en materia de comunicación (¡¿al fin tendremos Internet para la mayoría en Cuba!?)

Aun con todo, del paquete de medidas no se desprende un levantamiento del bloqueo; sólo su moderación, porque Obama no tiene el poder de eliminarlo sin la aprobación del Congreso, y en éste la mayoría es republicana y no simpatizante con el gobierno de los Castro (cuya erradicación la ven como una condición sine qua non para eliminar aquel). A pesar de esto, Obama intenta posicionar a E.U.A en un lugar mejor en la carrera inversora que la transición de Cuba al capitalismo ha planteado a potencias emergentes o no. El Partido Comunista de Cuba ha hecho su jugada y el resto de las fichas se están moviendo prácticamente solas. Pero también, a pocos horas de la noticia, la movida norteamericana parece indicar a otro objetivo: el empoderamiento de la sociedad civil cubana.

De hecho, la oposición interna saluda el evento, pero mantiene la cautela –y con razón: estos cambios no implican necesariamente una mayor participación del pueblo cubano en la riqueza cada día peor distribuida en el país. El gran temor es: “¿Se quedará el peje gordo del gobierno que lleva la transición con el grueso de los beneficios de este cambio?” Si la sociedad civil no se empodera, esto es exactamente lo que continuará sucediendo. Y en cierto sentido las acciones de Obama van dirigidos a este punto. Aquí radica, según mi parecer el principal punto de fricción detrás del acuerdo. Y no se sabe aún cuán caliente pueda llegar a ponerse la cosa en los próximos meses.

Creo que al gobierno cubano, le hubiera sido más provechoso no menear el arroz que se cuece. Pero es que como hace tiempo dijo el mismo Fidel Castro: “Nada podrá detener la marcha de la Historia”, y la hormiga que ayer estaba arriba ahora le toca estar abajo entre la goma y el asfalto.

La bola de nieve del capitalismo, que ya había empezado a formarse hace un tiempo atrás, esta Navidad está creciendo vertiginosamente de la mano de Obama. Amenaza con convertirse en un alud que nadie sabe aún si el gobierno cubano está en condiciones de controlar. Pero viva el viento fresco que trae para el pueblo de Cuba!

Ya es 18 de diciembre de 2014. Este día las noticias comienzan a llenarse de voces contradictorias que reaccionan a la noticia: “Obama, eres un traidor”- dicen los cubanos más viejos ideológicamente del exilio en Estados Unidos. “Obama, eres un hombre astuto”, expresan los más jóvenes y moderados.
A continuación, expongo opiniones diversas sobre estos hechos por parte de amigos cubanos de la Diáspora y de Cuba; y también de los amigos extranjeros en mi entorno:

(Yanier, cubano en Cuba) “La sensación general fue como el anuncio de una guerra como en la Crisis de Octubre [Se refiere a la Crisis de los misiles, pero positiva. La noticia fue recibida como el gran cambio después de muchíiiiiisimos años. La intervención de Raúl fue muy escueta y menos explicativa que la de Obama, pero bastante clara en los propósitos. Se respira verdaderamente (y esto lo digo de pura conciencia) un cambio. Me asusta un cambio, las direcciones del cambio, pero se anuncian verdaderas mejorías generales, aunque también vida más jodía pa’ los pobres. Ahora sí que se marcarán las clases en Cuba. Ya viste el perfil de Cuba en estos días [El autor de este artículo regresó de Cuba hace menos de una semana]: creo q eso será peor ahora. Raúl habla de restablecimiento de relaciones diplomáticas y de mejorías de telecomunicaciones; Obama de hacer avanzar a Cuba hacia el siglo XXI.Sabes lo que creo? Que Raúl piensa lo mismo, pero no lo puede decir. Al menos no ahora. La gente lo comenta en todos lados, y creo que todo el mundo se da cuenta de que esto sí implica cambio. Yo, francamente, estoy anonadado yasustado. También dudoso, pero tengo tiempo de esperar todavía, así que sigo por mi caminito recto y ya veremos en unos mesecitos. Un abrazo, luego te reporto más desde la isla caliente.”

(Josué, español) “¿Cuba abierta? La verdad solo he conocido una Cuba en dictadura, así que me cuesta imaginarme una Cuba abierta.
Mi experiencia en Cuba es de escasos 4 meses, divididos por un período de dos años, en que noté cambios exagerados. Hace tiempo que el gobierno cubano está llevando el país hacia el capitalismo, que necesita de la EEUU por su cercanía, y los presidentes de ambos países saben que necesitan uno del otro. Raúl porque no puede seguir dirigiendo un país en que las desigualdades entre los ciudadanos cada vez son más notables, y Obama porque sabe que Latinoamérica está avanzando a pasos de gigante.
Me alegra que los cubanos puedan por fin, en un futuro próximo, disfrutar de los cambios que se van a producir en el país, pero me asusta la transición por la que van a pasar. Van a ser cambios bruscos e incluso agresivos para llegar a un capitalismo corrupto”.

(Linas, cubana en Cuba) Bueno, aun no se ha confirmado lo de la eliminación del bloqueo. Ojalá. El tema del visado será como para cualquier latinoamericano.
Hay un gran revuelo con eso. Nosotros habíamos recibido hace unos meses varios artículos del NY Times, que se me olvidó mencionarte, donde se trataba el asunto, de algún modo estaban avisándolo y cuando recibimos la noticia, hicimos la asociación.
A algunos cubanos le descongelarían cuentas que a causa del bloqueo les congelaron. Ellos podrían usar las cuentas desde aquí.
Por lo demás pienso que si hay apertura habrá más oportunidades para nosotros. Sólo deseo que no aumente la violencia y criminalidad. De momento están negando las visas en la Oficina de Intereses de los EUA. Me he enterado de varias gentes a quienes les ha pasado, porque sin bloqueo se acaba la Ley Helms-Burton y con ella, desaparecerán los derechos de asilo de los cubanos, pinches tercermundistas.
De todas formas es bueno que el país empiece a salir adelante sobre todo para que se acabe la separación de las familias en busca de mejoras económicas, y no seguir perdiendo a los amigos por la emigración.

(Gionel, cubano en Europa) “Yo no creo mucho en esta noticia hasta que no vea los cambios porque al final la dictadura seguirá estando. Por lo que sí estoy contento es por el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y E.U.A, sobre todo por la cuestión de la emigración. El bloqueo todavía no ha sido erradicado, sino que eso está en propuesta. Cuando se erradique, entonces veremos. La economía de Cuba tiene que cambiar y mientras haya bloqueo no cambiará. Es sólo cuestión de esperar a ver qué cambios sustanciales se verán.”

(George, alemán) “Mi primera impresión: que por fin las personas pueden moverse libremente! Segunda impresión: que familias que han estado separadas a consecuencia de la política ahora podrán reunirse. Y mi tercera impresión: la expropiación de casas pisos podrán ser devueltos a sus propietarios! Espero que mi castellano se entienda”

(Yule, cubana en los E.U.) Es un poco contradictorio. No se puede tapar el sol con un dedo ni olvidar los abusos de décadas ni la falta de expresión y la violación a los derechos humanos en Cuba. Tampoco que por el trabajo de los 5 Héroes Cubanos –ahora liberados por los E.U.A.- murieron tres personas. Ellos fueron juzgados y encontrados culpable. Si hubieran sido juzgados en Cuba hubieran sido fusilados directamente, como los muchachos que secuestraron la lanchita de Regla sin hacerle daño a nadie para salir de Cuba, y ellos los fusilaron sumariamente. (…) Mi papá estuvo preso por 16 años, por no ser nunca comunista y pensar diferente. La lista de abusos es interminable y ojalá algún día yo pueda ver que los Castro están actuando de verdad de buena fe y ver que otra vez hacen algo por su pueblo. Pero hoy no lo creo. En referencia al bloqueo, piensa realmente en la palabra y mira a ver si hay bloqueo norteamericano en Cuba, cuando ellos allá lo limitan todo. Ellos mismos. Por eso yo ni estoy contenta ni en contra. Voy a esperar a ver la verdad del supuesto milagro y ojalá sea para el bien, porque la política en todas partes es asqueante.”

(Gust, cubano en Europa) “De hecho, la noticia de ayer me emocionó y me ilusionó mucho y ojalá de buenos frutos principalmente para el pueblo de Cuba. No se ha hablado de levantamiento de bloqueo, sino de reconciliación diplomática. Pero eso supongo sea la antesala de lo del bloqueo. Pero no depende de Obama sino del Congreso de E.U.A. Pero también te digo que la parte cubana puede fallar en cualquier momento porque su ideología sigue siendo la misma”.

(Clara, cubana en E.U.A.) “Me parece que sería bueno para nuestro país una pequeña puerta abierta al desarrollo. Ojalá y ellos cumplan lo que han dicho”

(Adrio, español) «Pensé: Se ha acabado, mierda. Por una parte, estoy contento. Por la otra, triste por el desarrollo incierto que puede llegar a tener Cuba»

Referencias

http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/18/actualidad/1418860602_810014.html
http://www.14ymedio.com/nacional/Gobierno-cubano-gran-coartada_0_1690630924.html#.VJK_pC2cllA.twitter